
En los últimos años la leche entera se ha vuelto una
mala imagen para contribuir a la obesidad en los niños, ya que contiene más
calorías y grasas saturadas que la leche baja en grasa.
Esto ha llevado a
muchas familias a abandonar la leche entera a favor de la leche descremada y 1%
de leche.
Hay dos problemas con esta transición, sin embargo. En
primer lugar, la leche entera no solo tiene más calorías, sino que también te
deja sentir más "lleno".

Más importante aún, la leche baja en grasa carece de
las grasas saturadas que el cuerpo necesita para absorber los nutrientes
esenciales en su dieta.